El manejo de la atrofia mandibular posterior siempre ha supuesto un reto para la Cirugía Maxilofacial. La escasa disponibilidad de hueso, unida a la presencia del nervio dentario inferior, hacen que la colocación de implantes en esta zona sea, cuando menos, delicada.
En el Congreso de la Sociedad Española de Implantes, celebrado el pasado mayo en Valencia, tuve ocasión de impartir una conferencia sobre el protocolo de manejo del Instituto Maxilofacial de Barcelona en los casos de atrofia mandibular posterior.
Básicamente, encontramos problemas de anchura y de altura. En el primer caso, podemos recurrir a técnicas de ensanchamiento crestal o procedimientos de injertos obtenidos de la propia mandíbula.
Cuando el problema es la altura, las técnicas que empleamos son: implantes cortos, cuando tenemos una altura de hueso de al menos 8 mm; y técnicas de reconstrucción con injertos de interposición para alturas menores.
En casos extremos, con alturas inferiores a 5mm, tenemos que recurrir a separar el nervio del trayecto de los implantes.
