La Dra. Irene Méndez nos explica cómo la alimentación influye en el desarrollo de nuestro esqueleto facial:
Que la “función crea al órgano” es un hecho que se evidencia reiteradamente en el campo de la medicina. Un ejemplo de ello es la impactación de las muelas del juicio. Recientes estudios postulan que nuestra mandíbula está infradesarrollada debido a que, en la alimentación actual, los alimentos ablandados y altamente procesados no potencian la necesaria resistencia durante la masticación. Ello provoca que el crecimiento de la mandíbula durante la infancia no sea suficiente.
Según un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista Nature, el abandono del vegetarianismo y la introducción de herramientas de piedra que permitían procesar la comida ha producido un importante cambio en nuestra fisonomía.
El abandono de la dieta vegetariana
Al contrario de lo que pueda parecer, los productos vegetales que consumían los primeros homínidos eran mucho más difíciles de masticar que la carne procesada. A consecuencia del abandono del vegetarianismo e introducción de instrumentos que permitían cortar y ablandar la carne, se produjo una disminución del tamaño de los dientes, de la fuerza de los músculos masticatorios y la reducción del tamaño del intestino.
Estos investigadores estudiaron la actividad masticatoria reproduciendo la dieta del Paleolítico inferior que consistía principalmente en vegetales como zanahorias o remolachas y carne. Los resultados de este estudio demostraron que la masticación de la carne (principalmente de cabra) habría sido más fácil para el Homo Erectus que consumir vegetales.
Observaron que si la carne supusiera un tercio de la dieta, el número de masticaciones por año habría disminuido en un 17% y la fuerza requerida un 26 %.
Este hecho supone un impacto importante en la sociedad actual en la que cada vez la dieta se compone de alimentos más procesados que requieren menor tiempo de masticación.