Pues sí, así es. De hecho, el estrés es uno de los factores con mayor potencial nocivo para nuestros tejidos bucodentales. A continuación te explicamos por qué.
Según un estudio realizado en la Universidad de Tufts (EEUU), el estrés afecta a la regulación del sistema inmune, que no es capaz entonces de defendernos adecuadamente de las bacterias de la cavidad oral. En concreto, parece ser que ante situaciones de estrés elevado, el cuerpo aumenta la producción de la hormona cortisol. Esto se asocia con gingivitis (inflamación de las encías), que a su vez es precursora de la enfermedad periodontal.
Por otra parte, el estrés elevado va de la mano del bruxismo (apretamiento de los dientes), que se produce sobre todo durante el sueño. El bruxismo no sólo desgasta las superficies oclusales de los dientes, sino que agrava la enfermedad periodontal. Además, se produce sobrecarga de los músculos de la masticación y de las articulaciones temporomandibulares (que articulan la mandíbula con la base del cráneo).
En el Instituto Maxilofacial te podemos aconsejar cómo prevenir y tratar estos problemas para que tu vuelta al trabajo no pase factura a tu boca. Mientras tanto, ¡feliz verano!
