La Dra. Adaia Valls nos comenta una noticia muy interesante sobre el origen de nuestra mandíbula.
La ciencia del origen de las especies es apasionante. Los animales cordados, entre los que se halla el ser humano, tienen varias características en común y una de ellas es la presencia de los arcos branquiales. Éstos se encuentran en todos los cordados en fase embrionaria y en la fase adulta pueden permanecer -como en los cordados más primitivos- o involucionar y sólo quedar reminiscencias de éstos -como en los cordados más evolucionados como el ser humano-.
La especialización de los arcos branquiales es una de las bases para la evolución de las especies: por ejemplo, el primer arco branquial en los animales primitivos da el soporte para el filtrado del agua, en los peces forma la mandíbula, y en el ser humano deriva en las siguientes estructuras: mandíbula, músculos masticatorios, nervio trigémino o parte del oído interno.
En ocasiones, la incorrecta involución de los arcos branquiales en el ser humano puede producir patologías en el niño o en el adulto en forma de fístulas, senos o quistes en el área cérvico-facial.
