El Síndrome de Moebius es una enfermedad congénita considerada rara (con 1 de cada 120.000 nacidos vivos en nuestro país) cuyas manifestaciones más visibles son la “cara de máscara”, es decir, un rostro inexpresivo debido a la parálisis de los nervios que dan movimiento a la musculatura que controla la mímica y la expresión (frente, cejas, párpados, labios...), y la falta de parpadeo y movilidad ocular lateral .
El diagnóstico del Síndrome de Moebius suele hacerse en el momento del nacimiento, ya que el recién nacido presenta una cara inexpresiva. En cuanto a sus causas, aunque sigue siendo un área bastante desconocida, existen estudios que apuntan a accidentes vasculares del embrión durante el primer trimestre del embarazo (ligados a drogas vasoactivas, hipertermia, traumatismos maternos, etc.) y también se ha detectado un componente genético en aproximadamente un tercio de los casos estudiados. No obstante, la causa exacta de esta enfermedad sigue siendo desconocida y la literatura medica presenta teorías que están en conflicto.
El tratamiento de esta enfermedad es fundamentalmente quirúrgico, mediante dos tipos de cirugía: por un lado, las de reanimación facial activa, que pretenden dar movilidad y expresividad facial (Mioplastia de elongación de músculo temporal según técnica de Labbé, trasplante de un músculo del muslo a la cara...). Por otro lado, están las técnicas que mejoran la estática facial (colgajos de fascia, hilos tensores, etc). Estos procedimientos son además acompañados por terapias no quirúrgicas, como el uso de lágrimas artificiales, estimulación facial, sello ocular nocturno, etc.
Aunque el Síndrome de Moebius suele estar acompañada por otros problemas físicos, como malformaciones en pies y manos, estrabismo, o paladar hendido, los afectados no muestran ningún déficit en materia intelectual.
En Instituto Maxilofacial hemos tenido la oportunidad de tratar a Marta, una paciente con síndrome de Moebius, cuyo tratamiento ha consistido principalmente en una cirugía ortognática para corregir su maloclusión y armonizar su esqueleto facial, una mioplastia de alargamiento del músculo temporal, para mejorar la movilidad de las comisuras labiales y darle capacidad de sonrisa, y finalmente injertos de fascia lata (músculo de muslo) para suspender el labio inferior, además de sesiones terapeúticas de logopedia.
